NADIA CHÍPULI -MÉXICO-

Parte 1
Reliquias

 

 
“La lluvia es una cosa que
sin duda sucede en el pasado”.
                      J. L. Borges

 
 
1
Soy un reflejo del pasado.
Soy una cascada de cabellos sin cauce.
Soy lo que no cede,
lo que cae en las rocas
y se desplaza.
Soy lo que puede levantarse
después de haber perecido.
Soy la repisa que no resiste.
Soy óxido, soy aceite.
No soy presente.
No soy deseo,
no soy yo.
 
 
 
 
2
Absurda madre absurda,
Estuve y continúo atrapada,
y te lo dije:
Qué cuenta tan larga y tan
pendiente. Tan perversa fuiste.
Por qué condenarme a
tu ausencia, por qué no
evitar las tragedias.
 
 
 
 
3
Y después del estupefaciente desperté
bañada en mi propia sangre y un cuerpo
encima. No solo fue violento, no.
Fue deshumanizante, grita mi interior
sin producir sonido alguno.
Comprime las venas de mi cuello con
el pulgar, el índice y un arma.
Ni siquiera estoy segura de
haber sobrevivido.
 
 
 
 
4
Saber que no lo lograrás, que seguirá
atacándote por más que luches, que
no se detendrá hasta destruirte por
completo, hasta dejar un rio de sangre
entre tus piernas.
 
 
5
Quise decírtelo, pero sabía que ibas a
culparme. Quise lograr tu abrazo, tu
consuelo, pero sabía cómo ibas a mirarme.
¿Qué clase de madre necesita vengarse
de sus hijos? ¿Por pedir consuelo?
 
 
 
 
6
Sentada en un sillón veía cómo el viento
movía la cortina, quería ver más allá pero
estaba todavía un poco dormida
no tuve deseos de moverme.
Creo que me quedé callada más de
media hora antes de levantarme a ver
el patio, pegada a la ventana
sosteniendo la cortina.
 
 
 
 
7
En este paisaje, donde mis
latidos golpean con fuerza.
El recuerdo de no haber sido amada
es la nostalgia que vivo al
comprender que no caerá
en mis labios el agua pura de los
cántaros que riegan el jardín.
Mis ojos estaban secos
y el resto de las lágrimas
se perdió entre las sábanas.
 
 
 
8
Encontré mis recuerdos destruidos
bajo la almohada en que soñaba.
Incinerando ecos de angustia
en la garganta.
El viento ya no galopa
en mis venas.
 
 
 
9
Odiosas perlas insensatas.
No me provoques,
disturbio acelerado.
Sonrisas hipócritas.
Lanzamiento de envidias.  
Tantas horas de
relatos infantiles.
Me escabulliré cuando
nombren a tu asesino.
Tú, asesino…
 
 
 
 
10
Pude imaginar que temblaba
mientras los ríos se pintaban de azul.
Hielo suave en la lluvia.
Recostada en un pedazo de metal
afilando el recuerdo.        
Pensando caminos polvorosos.
 
 
 
 
11
Fuerte el frio, más el desafío;
suerte de destino, fue tanto hastío.
 

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Nadia Chípuli es poeta, amante de los cuentos de Julio Cortázar y las poesías de Gabriela Mistral y Fernando Pessoa. Nutricionista con posgrado en alimentación y deporte por la UCES en Buenos Aires. Traductora por el ITESM en Monterrey y Correctora por el Instituto Mallea en Buenos Aires. Radicada en Buenos Aires de 2005 a 2016, actualmente vive en Monterrey donde se dedica a las Letras y a su Escuela de Idiomas.