MICHELLE MENDOZA VALDEZ -MÉXICO-

PÁGINA 21

 

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Psicóloga regiomontana, que, sin un estudio formal en las letras o poesía, desde muy joven a utilizado las palabras para hacer notar y sentir de una manera energética, apasionada lo que quiere transmitir. A través del tiempo sus escritos se pueden encontrar dispersos entre libretas de apuntes, hojas sueltas, solo para ella, y es ahora que comienza por vez primera a reunirlas para poderlas compartir.
Fusionando armoniosamente sus dos más grandes pasiones (la psicología y la poesía), en el ejercicio de su carrera como psicóloga, a través de talleres, a tenido la oportunidad de utilizar el arte (entre ellas la escritura y poesía) como herramienta terapéutica, reafirmando como las palabras, tanto escritas como habladas, tiene un gran poder de sanación psicoemocional y que la poesía se vuelve tan importante como cualquier medicina para el bienestar individual y social.

 


Vacuidad II
 
Se fue llevándose todo
 
Se llevó su voz bestiada,
sus palabras empuñadas contra mi pecho;
me dejó sin el soez eco de su garganta,
sin su lengua de injuria desbocada.
 
Se llevó su mirada ferviente,
sus pupilas en devoción tirana;
me dejó sin sus ojos crucificándome
sobre el altar de falsos pecados.
 
Se fue con todo y sus brazos en celo,
me dejó sin sus manos embistiéndome el aire
sin sus dedos engatillando mis pasos;
ya no encuentro sobre mi cuerpo emblanquecido
sus lagunas de verde exasperado.
 
Se llevó su satírico aliento
con todo y sus promesas profanas
me dejó sin su boca de viento errante.
 
Me dejó sin la danza de sus verdades cojas
se acabaron las mascaradas a media noche
los bailes de traiciones bastardas.
 
Se fue llevándose todo,
embargándome hasta las entrañas,
sin dejar rastro de él ni de su amor mundano.
 
Se fue,
se lo llevó todo,
 

 

*      *      *


Muy a tu manera
 
Muy a tu manera, me miras despojándote de las vestiduras de todas tus penas
con tus ojos desbordándose como caudales de un manantial tibio y transparente
que desembocan fugados entre las ranuras de mis dedos y tu mejilla.
Una mirada que atraviesa mares para naufragar en la mía.
 
Muy a tu manera, me dices te quiero con un sonido casi sordo, fugaz
quebrado por el paso de tu garganta inundada de los temores más atroces.
Un te quiero que llega a pedazos y moribundo
queda colgado de tus labios a dos centímetros de los míos que lo rescatan en el último segundo, en el último suspiro
 
Muy a tu manera, me besas enajenado por el dolor de una verdad a medias
con tu boca encaprichada vacilando a lo inminente
como buscando en la alacena un remedio para tu mortal destemple
con un beso antojado de ayer y hoy, pero nunca de mañana.
Un beso, que como es costumbre, termina acogido debajo de mi pecho, hasta el ombligo
 
Y yo, muy a mi manera, en una caricia, la más tierna, te devuelvo todo,
incluso lo que siempre fue mío, lo que nunca fue tuyo
y me quedo sin ti, sin mí y sin nosotros
 
Muy a mi manera, me despido con la angustia llena, con el corazón vacío,
nos abrimos paso entre los dos solo para ver nacer el adiós
que ya habíamos gestado desde muy ayer.
A este futuro nuestro, recién nacido y mal venido,
que hoy, entre tus maneras y las mías,
lo acunamos dulcemente hasta caer la noche

 

 

*     *      *


Luna menguada
 
Alguna vez fuimos todo lo que quisimos,
fuimos todo aquello que nos juramos ser;
veíamos las estrellas bajo el techo,
centellas de fugaz incandescencia
nos cegaron de la ironía de este amor
hasta dejarnos fundidos al borde de la cama.
 
También fuimos todo lo que no quisimos,
fuimos todo aquello que juramos nunca ser;
se fueron opacando las noches de estrellas,
desaparecieron en su fugacidad
sin siquiera ceder paso a la mañana,
ni a su sol, ni a su luz templada.
 
………
 
Siguen siendo siglos en penumbra espera
de aquel día en que la luna se aparte,
que se lleve su absurda luz menguante
porque ni ella es capaz de alumbrar
aunque sea un poco lo que antes de ti fui.
 
La mañana se me oculta detrás de tu lunar,
le alcanzo a ver los pies tras la cortina,
desde mi noche la espero salir;
¡ven, mañana, regresa!
haz que la menguada luna
de una vez por todas se aleje de mí.
 
¡¿Cuánta espera desgraciada tendré que tragar
para que su jodido recuerdo
se ahogue en el mar rojo que llevo en mí?!
 
 

*       *        *

 


Rendida calma
 
Hay mañanas en que la bruma me llega
de norte a sur, de este a oeste, me acorrala,
me recorre por la espalda,
me atraviesa punzante de helada calma
dejándome el semblante tumbado
y el coraje glorioso silenciado.
 
Me pesa la mirada rendida,
la espalda en llagas,
me dejo hundir cansada
en ese mar que me acobija en ondas claras.
 
Te llevo en sombras de la mano
y sin resistencia ni pesares
nos vamos sumergiendo
cada vez más profundo,
cada vez más obscuro,
cada vez más callado.
 
El ligero choque a nuestros pies
nos da aviso de un límite que se antoja alivio,
perfilado de consuelo acierto,
donde ya no queda nada por hacer
más que mirar hacia arriba
y contemplar el alba.
 
 

 

*      *       *


Sin nombre
 
El olvido desgarrando al recuerdo,
desfigurándolo, cegándolo,
El recuerdo pidiendo piedad,
retorciéndose, arrastrándose.
 
Esa es la escena
Que, con una sonrisa macabra,
Te quedas observando sólo a la espera,
hasta que ya nada más queda,
Sólo un abismo en las ventanas,
y un nido abandonado en el tejado,
 
Sí, ese eres tú,
Sin nombre, sin palabras,
así te mueves, así andas.
Parásito de la ilusión,
aliado de la opresión,
Vendido al olvido,
¿A cambio de qué?
¿De un poco de felicidad adulterada?
 
Sí, ese eres tú,
Sin nombre, sin palabras,
Así te mueves, así andas.
 
 

*     *      *


Insólito amor eterno
 
Llegaste con la cálida brisa de la primavera
Y te posaste ante mi inadvertido, precipitado, espontaneo
Aseverando al universo que el devenir es nuestro.
 
Y entonces, paulatinamente, lentamente, poco a poco, despacito
fui recorriendo cada camino formado por las líneas y las curvas de tu rostro,
quedando permanentemente cautivada, absorta, encantada, fascinada, embelesada
Por ese par de ojitos tuyos, pardos, de tierna mirada,
con los que fuiste adentrándote en lo más profundo, hondo y recóndito de mi alma,
 
y con una caricia sutil, delicada, ligera, suave, etérea
vas impregnado todita mi vida con tu perfume de tierra mojada
aroma que incita, provoca, seduce, estimula, cada uno de mis sentidos
hasta revelar que he de conocerte de otra vida, de un mundo añejo
y remontada en el tiempo veo nacer millones de mariposas
que con sus alas despiertan el ansia, el deseo, el anhelo, el afán de un amor verdadero
 
Ahora, te miro, observo, contemplo,
Te visualizo a ti en un futuro que hemos de llamar nuestro, solo nuestro,
Sublimando el comienzo inédito
de este insólito amor eterno, infinito, perpetuo, constante, sempiterno
que llegó pisando fuerte, irrevocable, para jamás marcharse.
 

Michelle Mendoza Valdez (c)