ALE MONTERO -MÉXICO-

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PÁGINA 10

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Ale Montero (Acapulco, México, 1995). Lic. en Psicología y psicoterapeuta. Publicó el poemario La locura del poeta (2017). Ha publicado cuentos y poemas en las siguientes revistas: La testadura, Zompantle, Almicidio, Tabaquería, Elipsis, Iguales revista, Granuja revista, MEUI revista cultural, Teresa magazine, Perro negro de la calle, El cuarto del muerto, Miseria, La letra desconocida, El elefante azul, Contrapeso teatro, Rito, El gorrión ahorcado y Katabasis. También ha publicado textos en los sitios web Literatinos y Herederos del Kaos, en la gaceta número dos del Circuito Independiente de Arte Morelia, en la antología poética Amores mágicos (2021) publicada por Ediciones Afrodita y en Cuadernos de taller, medio de difusión del taller literario Desierto, Mar y Letras. Obtuvo el segundo lugar en el primer concurso de poemas de amor convocado por la revista literaria Pérgola de humo. Colabora escribiendo para el sitio web El Ocaso de las Letras. 
Twitter: @AleMontero1995
Instagram: @alemonterocabrera
Boukker: Ale Montero
Facebook: Psic. Ale Montero
Wattpad: @AleMontero95
 

Lo peor sucede en los primeros años
 
Un viento helado
nos congela fuera del útero.
Nos reciben con azotes,
llueven agujas en los brazos,
las nalgas quedan lesionadas
por inyecciones,
colocan aprendizaje sobre nuestras espaldas
mientras los gritos
nos hacen estallar las mentes.
 
Nuestra personalidad se transforma
en un vórtice de identidades falsas.
Al observarnos en el espejo
nos preguntamos nuestro nombre.
Con el orgullo roído,
la garganta sepultada en tragedias,
llegamos a la adultez con un reclamo empuñado
dispuestos a devolver el regalo
que nos dieron por años:
ignorancia.
 
P-arte de mi vida
Salgo de preparatoria.
La luna se esconde
detrás de la refulgente urbe.
Las calles son narraciones temporales.
Me hago preguntas
sobre habitantes silenciosos.
Es 2012,
el futuro es una opaca reminiscencia.
Odio soportar profesores
y compañeros con tétricos pasados.
En la quietud de las carreteras
nadie grita sus ideas.
La música es más filosófica
cuando la sabiduría del gélido asfalto
se combina con el enigmático firmamento
y los automóviles desplazándose
a lugares inciertos.
 
 
 

 *      *      *

 
 
Me estanco en mí
 
Caer en agujeros de nublado espejismo…
me traga una película,
repite mi presencia en el reflejo,
tengo por mente un pozo de trémulos…
caigo en mí, en cristal
                                evaporando mi cráneo.
Mis piernas: congelada dimensión.
Regreso a la raíz del tiempo:
soy espiral inmutable y enterrada.
 
 
 *      *       *
 
 
Deuda
 
Al nacer ya debemos dinero:
nuestra sangre,
el estómago,
la piel.
 
Respirar es pagar el alquiler
de nuestro cuerpo.

 

 

*     *      *
 
Cuerpo
 
He palpado el calor de la luz,
la frescura salina del viento en la playa,
esculturas que narran historias
a través de sus formas.
 
Mi tacto se ha aventurado
a experimentar el significado
de lo suave y lo áspero.
 
El agua exploró mis poros.
Mi carne ha sucumbido al hervor.
 
Mis sentidos han presenciado
infinidad de cuerpos celestes,
pero ninguno
                           como el tuyo.
 
 

 *      *      *

 
 
 
Senda
 
 
 
Transité la vereda temporal,
designio que atisba senda,
camino de estelar memoria,
nocturna remembranza del mortecino pasado.
 
Rumor de intervalo mudo,
lozanía de periodo abatido,
noche inmanente grabada en mocedad,
joven lamento del romance.
 
Lóbrego murmullo de parpadeante silencio.
Entre olas cristalinas se escucha el jadeo del tiempo:
                                                                                      época lesionada.
Una sepultura contempla meditabunda
la distante y acongojada retrospectiva.