JORGE ROLANDO ACEVEDO -ARGENTINA-
Misceláneas ¡La estrella de la tarde partirá!
César Vallejo
El espejo donde miro los recuerdos
contiene la imagen de Miguel Hernández,
las bordas de hielo de César Vallejo,
el espejo donde miro los recuerdos.
Maravilloso insomnio el de Pablo Neruda:
el ritmo de la palabra, la tarea ardua.
El amor incondicional de Amado Nervo:
el ocaso, el cansancio, el arquitecto.
Una constelación abre el cielo
no sé si es razón o instinto:
Las Tres Marías, Orión y Perseo…
Como si fuera una mariposa
la noche de Alejandra, la visita de Alfonsina
tocando mi alma, besando la playa.
* * *
Metáfora Recibe este rostro mío, mudo, mendigo.Recibe este amor que te pido.Recibe lo que hay en mí que eres tú.Alejandra Pizarnik
Por la calle lateral, un día
subí sin decir lo que quería.
Una flor blanca, juvenil de vida
por la calle lateral, un día.
Entre sombras y farolas,
cada noche volvía
entre árboles y penumbras,
la boca se moría.
Escribí, entonces, aquello que sentía:
el azahar en la frente, la luna escondida
en un bebedero, en una fuente chiquita.
Verde sosiego, ideal adolescente.
Eres como la hierbaversos que querían ser poeta.
* * *
Vacío Te alejas de los nombres que hilan el silencio de las cosas.Alejandra Pizarnik
Caminando busco baúles y escarpines,
una llave, un pasador, un billete.
¿Cómo habrá sido aquel instante?
¡La primera cita, aquel tiempo presente!
¿Qué habrá sucedido?
No existen fotografías ni registro mentales,
No hay ni manteles ni fantasías casuales.
Pared de madera, calle de tierra.
El ocaso va cerrando el día.
Los grillos cantan, las luciérnagas titilan:
¡siempre fue así, siempre!
Más que una lágrima,
un vacío incontestable.
-
Hubiese sido tan feliz - escuché decir.
* * *
La cuesta de Olivera A la memoria de Armando “Ítalo” Olivera.
No llegaste a la meta,
pero te quedaste para siempre.
- Gil.
-
¿Sanará la luna mi alma?
¡No despertaré!
Guardaré mi sombra buena
para alejar la sombra mala.
Miraré con extrañeza
el color que ruboriza mi carne.
¡Mañana será otro día!
Miraré a la distancia,
desde lo alto de cerro,
las calles de mi pueblo.
Un ramo rosasa la vera.
Una vara. Un pico. Una pala.
Una hojarasca cerrando el círculo
Junto aun responso…
No será el olivo la sombra
que cobija la cruz de madera,
tampoco será palabra
el silencio quese quiebra.
Guardaré mi sombra buena
para alejar la sombra mala.
Respiración, pulsación, linterna.
Jamás pensé demasiado.
Ofrecí el perfume, el viento y el aire,
Robé de la música el sonido.
Escribí tantas veces la misma poesía.
Rolando Rivas, el taxista
Omití los números de la planilla.
Leí el secreto de la mano izquierda…
Amé, quise, esperé
No sé porque causa la vida
Demoré para la partida.
Olvidé la razón por ser frívola.