ALAÍN GABRIEL JULLIAN MONTAÑEZ -MÉXIC0-

 

Deslizamiento
 
¡Demonios! ¡Ni la Tía Connie me entrenó para esto!
¿Cómo llegué a esta situación? ¿Qué fue lo que pasó? Necesitamos retroceder un poco en el tiempo y explicar un poquito quién soy y qué hago.
Soy Luis, estudiante de doctorado en ciencias biológicas y becario de CONACyT (cariñosamente referido como tía Connie). Si únicamente hiciera eso, mi vida sería infinitamente menos compleja. ¿Qué es lo que realmente me puso de cabeza? El haber aprovechado la cláusula que permite a los becarios trabajar impartiendo clases. Yo lo hago en una escuela cercana a mi casa. Y entonces… empezó la pandemia.
 
Del diario del becario en cuarentena (o la angustiosa cascada hacia el desastre)
 
Día 1
Nos avisaron que tendremos que concluir el semestre con clases por internet. Estaremos usando el Zoom. Es curioso, porque casi nadie usa esa aplicación. Será interesante la experiencia y seguramente aprenderemos mucho. Estoy deseoso por empezar.
Día 3
Algunos alumnos no comparten del todo la opinión de que esto es una oportunidad única de aprendizaje, otros sí. También hay otros que dicen que será muy fácil: “nos dejarán trabajos y los haremos en cuanto podamos” - dicen.
Mi asesor insiste que las fechas de entrega no se modifican por la cuarentena.
A última hora, nos piden que aprendamos a usar Microsoft Teams, porque todos estarán usando el Zoom y se saturará.
Día 4
Último día presencial. Los compañeros docentes están preocupados, porque la mitad no saben usar el Microsoft Teams.
Varios alumnos están molestos, porque la UNAM está descansando desde el lunes y nosotros seguimos yendo.
Día 5
Nos llegó un correo electrónico del trabajo que decía: “como ‘se ahorran el tiempo de los transportes’” – literalmente así nos dijeron – “tendrán que entregar planeación semanal de sus actividades, para que la escuela pueda hacer un mejor seguimiento de cada grupo y alumno. Y esas planeaciones deben entregarse con una semana de antelación.”
Ok, me parece lógico, pero… para no atrasarnos, ¡debimos enviar esas planeaciones ayer! En fin, supongo que ya nos iremos acostumbrando.
Día 7
Marcos y Rodrigo, alumnos del grupo de tercero, me avisan que estarán en sus ranchos, así que no se conectarán a las clases.
Me escribió Marta, mi compañera del doctorado, para preguntar si teníamos que seguir yendo a la universidad. Le dije que no.
Día 9
Hoy iniciaron las clases en línea. Casi el 70% de alumnos se conectaron. La mitad de ellos en pijama. Muy sonrientes y con buen ánimo, dicen que ya no quieren regresar a clases en la escuela. Israel, del grupo de cuarto, hasta me pidió permiso para desayunar durante la clase y Mayra me pidió permiso para ir al baño (¿en serio me pidió permiso para usar el baño de su propia casa? ¡Wow! La escuela invadió su hogar, pensé).
El profe Rody se quejó amargamente, en el grupo de WhatsApp, de que nadie le hubiera dado su clave de acceso al Microsoft Teams.
El director se metió 2 veces a mi clase para ver si estábamos bien.
 
Día 11.
El internet ha estado yendo y viniendo. Mary, del grupo de tercero, me preguntó si me gustaban las clases en línea. Le dije que sí, que eran una buena forma de mantenernos en contacto. Ella dijo que extrañaba a sus compañeros.
Mi asesor escribió para ver cómo estaba; que lo busque para cualquier duda que tenga. Me recordó que los tiempos de entrega no han cambiado.
Día 12.
Se cayó la videoconferencia empezando la segunda hora. ¡Qué desastre!
Día 14.
El profe Rody se quejó amargamente, en el grupo de WhatsApp, de que nadie le hubiera avisado que había que subir la planeación con una semana de antelación.
Día 16.
Día memorable. Encontré que hay una opción de silenciar a los alumnos en el Microsoft Teams.
En el grupo de tercero, varios estuvieron entrando y saliendo de la sesión. Posiblemente sean fallas en el internet.
Me preguntaron si haríamos la salida de campo que teníamos programada. Les dije que no sabía, pero que si no podíamos, veríamos un video de 360 grados para completar la actividad. No les gustó la idea.
Me escribió Marta, mi compañera del doctorado, para avisarme que se regresaba a su pueblo hasta que esto se acabe.
Día 18.
Me llegó un correo diciendo que “Hay que entregar exámenes a la coordinación para que los aprueben.”
Día 20
Hoy Yeneli, de cuarto, me confesó que ya no aguanta a su mamá. Le quiere robar las pastillas para dormir.
De la dirección nos avisan que “No se les olvide pasar lista todos los días”
Hubo 3 profesores quejándose, en el grupo de WhatsApp, sobre el asunto de las listas; que por qué no avisaron antes.
Día 23.
Regresó Rodrigo de su rancho. Está desesperado por no haber hecho nada en 2 semanas
Hoy 2 profesores se quejaron de las listas de asistencia.
¡Por fin! Llegó el Dictamen del artículo que sometimos el año pasado. Hay que hacer ajustes.
El profe Rody preguntó que cuándo se entregan los exámenes.
Día 24
Israel me preguntó si tendrían graduación. Yo le dije que dependía de la SEP.
Me llegó un aviso de entrega de avances del doctorado. Será en 15 días.
De la dirección, me comentan que habrá una reunión docente para tratar temas urgentes.
Hoy, durante la noche, empecé a oír ruidos en la casa. Como que rascan el techo. Seguro es un gato.
Día 25.
El Profesor Rody sigue quejándose de las listas. Además, se mostró incómodo con el copiadero en los exámenes que, seguramente, habrá.
Mi asesor me regañó por el artículo. Él piensa que no debería tener tantos ajustes (si supiera que la mayoría fueron sobre los aportes que él hizo, seguramente no me diría nada).
Dia 27
Hoy, mi alumna Marina, me dijo que estaba deprimida porque no podía ver a su novio. Me dijo que eso de estar encerrada no era lo suyo. Que por favor no les dejara tarea.
Me contó Nicolás de su última compra (¿Y quién diablos es Nicolás? ¿de verdad tengo un alumno llamado Nicolás en tercero? ¡Pues sí! Está en la lista. Ha de ser autista, pensé, porque en clase presencial no lo ubico). Me platicó que había pedido unos Chakos, traídos desde China. Los compró por internet. Dijo: “ahora con el Covid son más mortales que nunca; te golpean y te dejan el virus incrustado, y ya luego te mata” ¡Qué ocurrencia!
Día 30
Me escribió mi asesor preguntando por los avances del artículo. Por supuesto, no he hecho nada. Me la he pasado viendo Netflix y preparando clases.
Hoy volví a escuchar ruidos en el techo.
 
Día 31
Me confesó Mary que está harta de la escuela y de las clases online. “¡¡¡Eso ni sirve!!!” - dijo. “¡No he aprendido nada y estoy más pendeja cada día!” - Yo le dije que yo sí veía un crecimiento en su capacidad para resolver problemas. Mentí. Mentirita piadosa, no pasa nada. Espero.
Me escribieron del Departamento Psicopedagógico de la escuela, me preguntan si he sabido algo de Yeneli. En efecto, ha faltado 3 días seguidos.
Volví a escuchar los ruidos. Hoy sonaron más fuerte.
 
Día 33
Empiezan los problemas reales. Hubo que reagendar la reunión docente. Será el mismo día que mi reunión de avances. ¿Cómo podré estar en las 2 reuniones al mismo tiempo? Quizá usando dos computadoras y con audífonos diferentes.
Se volvió a quejar el profesor Rody. Ni me acuerdo de qué.
Día 34
El internet falló, las clases estuvieron cortadas, no pude avanzar casi nada de mi doctorado. Pero, eso sí, la serie del Netflix cada vez está mejor; ya voy por la cuarta temporada.
Día 36
Hoy me avisaron, del psicopedagógico, que Yeneli fue hospitalizada. Al fin, sí vació medio frasco de las pastillas de su mamá.
El ruido del techo hoy sí fue preocupante. Fue en plena tarde y sonó más fuerte. Pronostican lluvias para lo que resta de la semana; si es un gato el causante, con la lluvia se irá.
Día 39
Hoy fue un desastre total: el internet estuvo yendo y viniendo, se me juntaron mis dos reuniones y apenas pude decir unas cuantas palabras, porque en ninguna funcionó bien la conexión. Pero, eso sí… la conexión estuvo perfecta para oír todas las quejas del profe Rody. Y, por si algo faltaba, el ruido que había estado escuchando, era de una teja que había estado deslizándose y finalmente, con la lluvia, se desprendió.
 
EPÍLOGO
Así que, ahí estaba yo. Con dos reuniones simultáneas en línea, con un internet defectuoso, con una gotera recién estrenada en la sala. “Maldormido” y “malcomido” (ah, porque la serie de Netflix estuvo muy buena y me desvelé hasta que amaneció) y con un solo pensamiento en mi cabeza: ¡Demonios! ¡Ni la Tía Connie me entrenó para esto!
Dos días después, Nicolás me escribió para contarme que le habían llegado los chakos ultramortales (así dijo él). Y, al día siguiente, se rompió la nariz jugando con los chakos. “¡Ojalá no le haya quedado incrustado el Covid!” - murmuré entre dientes cuando leí la noticia.
 

 

ALIAS: Gabriel Pérez
Semblanza: Nacido en la Ciudad de México. Biólogo, Maestro en ciencias en manejo de ecosistemas y Doctor en medio ambiente y desarrollo, por la UABC. Actualmente, me desempeño como docente en CEUX y en INUE, en Ensenada, Baja California. 
Me especializo en fauna, aunque los últimos 12 años me he enfocado a trabajar exclusivamente con fauna silvestre urbana y también trabajo temas de Bioética y alteridad.
 Entre mis pasatiempos, se destaca la lectura de todo tipo de género literario, cine y la divulgación científica (incluso, dirijo y conduzco el programa de radio CiEns, en Radio Xochicalco, estación que transmite online y es dependiente del CEUX). Ganador del Tercer Lugar del Concurso “Relato corto en la vida de un becario” en su 2da Edición.
 

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