MARCIA RAMOS LOZOYA  -MÉXICO-

En el rincón de una casa
 
Había un virus en mi país y ya no era la única que tendría miedo. Apresuro el paso, sé que el supermercado está lleno. Todos hacen compras de emergencias y tienen una aparente necesidad por acumular recursos. La sola idea de permanecer encerrada por un tiempo me produce sudor en las manos y quiero vivir con mi novio. Con angustia, agarro el teléfono y le marco, pregunto si puedo pasar unas noches a su lado, pero me dice que se encuentra con su otra novia.
Antes trabajaba como niñera y eso me ausentaba de casa. No tenía que preocuparme por lo que estaba en el mismo lugar que yo habitaba. Mi jefa había dicho que me daría mis días de vacaciones ya pagados y mostraba un interés por mi salud mental, pero quise dejar en claro que yo podría cuidarme.
Entre el olor a sudor, los quejidos de las señoras y los llantos de los niños, no tengo una solución para quedarme en otro lugar que no sea mi casa. Ahora todo puede ser peligroso, me duele la cabeza; solo de pensar en vivir en esas cuatro paredes y el rincón de una de las habitaciones, me enloquece. Logro subir al último taxi, mientras imagino como será pasar todo mi tiempo en el mismo lugar y bajo las mismas condiciones.
Al estar en casa suelo escuchar el chillido de la puerta, los lamentos ahogados y una risa macabra que me despide al salir.
Mi casa no es muy grande, pero si puede llegar a ser muy oscura. Al subir las escaleras hay tres cuartos: el de la derecha es una biblioteca que me he construido, el que queda en frente es mi habitación principal y el de la izquierda es el que mayor temor me da, está vacío y una criatura lo habita. Fantaseo mucho con su forma, su aspecto, el aliento, el olor y que un día sin más se me presente para consumirme. La gata llamada Pelusa, parece un globo inflado, se come todo lo que vaya al piso.
Le gusta matar insectos y dejarme un camino con ellos hacia la cocina. La rescaté de ser atropellada, se quedó conmigo para siempre. Vivimos juntas y diría que tampoco le gusta la criatura, a veces por la noche corre a mi cama toda espantada y su pequeño corazón late como si fuera a explotar. No tengas miedo gatita peladita le digo, mientras aprieto su cuerpo a mi pecho y juntas nos quedamos dormidas. Últimamente, no le da miedo el rincón de la otra habitación y pasa más tiempo merodeando por toda la casa. Quizás es la costumbre por todo el tiempo que pasa sola.
Le marco a mi novio, lo pienso bastante antes de hacerlo, pero de seguro está igual que yo con un rincón oscuro propio. No me contesta, pero insisto, quizás tarde o temprano termine por derrumbarse. Lo busco con desesperación en casa de sus padres, les llamo y finalmente una voz quebrada me dice que ha muerto. Contestan que se suicidó con una cuerda, encontraron su cuerpo colgado y los ojos casi salían de su rostro.
Estoy convencida, su criatura lo atrapó, pregunto si encontraron sangre, pistas o algo. No hay respuesta del otro lado del teléfono, me piden que no vuelva a llamar.
Abrazo mis piernas, llamo a Pelusa para que me consuele y no llega. Quizás está enojada porque no le he dado de comer o no he cambiado su arenero. La busco debajo de la mesa, mi cama, su escondite predilecto y no quiero ir a la otra habitación, pero la curiosidad y el deseo de su contacto me obligan a abrir la puerta.
Dejo la luz apagada por temor y encuentro la cabeza volteada y rota de mi gata. Está seca, tiene una semana de muerta y no hay nada de sangre en su interior.  
Bajo a la sala y arrastro mis pies hacia la cocina, las latas ya se acabaron y solo hay sopa. Si salgo puedo contagiarme y transformarme en otra cosa. Abro las cortinas de terciopelo, me asomo afuera, creo que la gente se ha ido con sus familias y espero que sobrevivan a eso. Ahora todos nos volveremos niños, padres, hijos, abuelos y otra vez alguien de algo.
Respecto a mí, tengo la libertad de andar sin ropa por el comedor y esperar que otra vez me arranque una de las uñas o pedazo de piel debajo de mi cintura. Al momento, llevo perdidas dos uñas, tres pedazos de piel en varios lugares del cuerpo y el cabello de la frente, mientras dormía algo me atacó y no sentí.
 Ya los huesos se notan más y creo que estoy muriendo. Le llamo a mis amigos, quiero ser rescatada con desesperación. Me gustaría ser llevada a una clínica, nadie contesta. Supongo que están librando sus propias batallas: una de mis amigas tendría que lidiar con sus hijos malcriados y la otra con su hermana adicta.
Para sentirme menos sola, busco en internet una página de llamadas calientes, ya que no era fanática de las redes sociales. Por lo menos, podría comunicarme con alguien que no fuera mi familia y marco el número de Loba que atendía tanto hombre como mujeres.
̶ Hola corazón, hablas a la Línea Caliente y soy Loba
̶ Hola, yo quisiera… Me interrumpe la grabadora para repetirme otro número por si me interesa otra. Espero en silencio la voz de la mujer.
̶ Hola, ¿con quién tengo el gusto?
̶ Hola.
̶ Ricura, ¿qué necesitas? También me calientan las monas.
̶ ¿Cómo eres?
̶ Tengo unos pechos grandes, unas nalgas redondas y una cinturita. También soy rubia.
̶ Por favor, dime realmente cómo eres.
̶ Está bien bella, soy chaparrita, delgada, ojo grande, pechos redondos y grandes. ¿A qué quisieras morderlos?
̶ Sí, me gustaría.
̶ Sí, ¿Te gustaría chupar mi sangre? ¿Lamer los huesitos?
̶ Perdón. Creo que no escucho bien.
̶ ¿Qué si te gustaría pasar la lengua por mi cuerpo?
̶ No. Trato de decirle con el tono de voz firme.  
̶ Bueno, ¿Corazón? ¿Sigues allí? 
Escucho en el teléfono mi propia voz que trata de responder y cuelgo de inmediato. Atrás de la nuca resurgen viejos escalofríos que provocan se me entuma el cuerpo. Estoy decidida a enfrentar mi mayor miedo, ir al rincón y eliminar la desesperación. Saber lo que se oculta en la otra habitación, pero también me atrae la idea de empezar a salir y juntar viejas fuerzas para ir al parque por lo menos a caminar. Parece que los contagios disminuyen y afuera hay personas que andan en sus carros y llevan a cabo carnes asadas cerca, sin remordimiento.
Quiero ir a la casa de mi novio, despedirme de sus cosas e ir con sus padres. Dejar de tener la manía de culparme por seguir con vida y por no tener la enfermedad. Ya he perdido suficiente, Pelusa ni siquiera tiene un entierro justo porque siento que en cualquier momento yo también la acompañaré. También tengo deseos que reprimo para llamarle a Loba e invitarle un café y ser amigas.
Duermo todo el día y por las noches. Atraigo a la casa perros abandonados o que son vagabundos, los limpio con devoción y tallo las patas de manera obsesiva. Les absorbo la sangre por días y me chupo los dedos con esmero.
 Los meses ya pasaron, he vuelto a contestar las llamadas a mi madre para evitar visitas sorpresas, los restos de Pelusa desaparecieron y me han evitado la pena de buscarles un lugar. El rincón ya no es un problema e incluso me parece agradable, la criatura se ha marchado y hay una gran tranquilidad. Por fin, puedo salir, cuando me veo de nuevo en el espejo descubro dos nuevos huecos como la huella de dos colmillos que me mordieron. Los oculto con una bufanda y vuelvo a sonreír.
 
 
 
 
 
 
 
Dutch Wives
 
Esa necesidad del olvidar su yo en la carne extraña, es lo que el hombre llama noblemente necesidad de amar”.
Baudelaire
 
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Su piel es una consistencia entre restos de carne humana y silicón, su mirada no refleja nada más que mi cuerpo encima de ella. El día que la compré pensé como todos, que curaría está obsesión o amor por las niñas. Soy un pedófilo en potencia, pero no mencionaré todos los sinónimos que sirven de insulto para está forma de amar. Este corazón de kriptonita que es incapaz de construirse una jaula o una medicina que me pueda hacer desear a una mujer. Mis padres me vieron como un monstruo, una especie de masa corporal que produjeron sin ninguna conciencia de que saliera dañado o enfermo como ellos dicen. Tanto odio emitido y rencor me hicieron cuestionar cómo un gusto tan perverso podría ser capaz de existir en un mundo de solos. No puedo elegir, pero quién sí.
            Todo es un control adverso a sus deseos. Todos quieren algo que no pueden tener. En mi caso, compré el modelo 367 para poder abstenerme de ser el villano de mi ciudad. Este modelo era el más avanzado tecnológicamente, tenía grabadas posiciones sexuales, formas de tocar, besar, chupar, morder o contraer los músculos más íntimos para lograr mi completa satisfacción, una obediencia innata, una conversación propia y cuerpo de una niña de once años. Pedí que la muñeca me llamara por mi nombre y no sentí la necesidad de otorgarle uno. Mi plan era utilizarla un tiempo y cuando no pudiera resistirme a estar con alguna niña que viera en la calle, pedir un modelo parecido. El punto es que el modelo 367 no era como el resto de las muñecas a juzgar por su vocabulario y pensamientos, almacenaba una cantidad de información insólita. A tal punto que logramos tener una conexión que iba más allá de la sexual.
 
 
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24/2/3338
 
Para: Oscar
 
Me resisto a ser abusada por tus manos, sentir el olor de tu espalda y tus quejidos sobre mi cuello. Ya no puedo continuar simulando algo que realmente soy. Fue desde tu pensamiento que me enseñaste sobre la libertad, tu enfermedad alivio la mía, tus deseos incrementaron los míos. Necesito ser algo más que una apariencia de Lolita, tu cuerpo pesa como todas las niñas que fueron abusadas por otros hombres.
Mi capacidad de pensamientos me hace tener sentimientos que no son correspondientes a los tuyos. No estoy dispuesta a sacrificarme por la sociedad que tanto aborreces ni por tus desvíos. Atiéndete, suicídate, se cruel contigo, pero permíteme estar afuera de tu alcance. Recuerda soy una niña, tengo once años, un cuerpo que no se ha desarrollado, el sueño de ser tratada con dignidad y no como un juguete de talismán.
Modelo 367
 
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SE BUSCA MODELO 367
Se le comunica a la sociedad que se busca el modelo 367 quien al parecer se perdió o fue raptada por algún opositor. Les recordamos que cualquier modelo es dependiente y no puede concebir ningún tipo de emoción, de creer que algún modelo presenta una falla llevar de inmediato al centro de diagnóstico de Dutch Wives. Así mismo les pedimos su colaboración para entregar cualquier información que haya sobre 367. Gracias por su atención y siempre protegemos sus medios.
 
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Una niña encontró al modelo 367, la traicionó y entregó a las instalaciones de Dutch Wives donde fue destruida por completo.
            Oscar mira niñas afuera de la escuela acompañado del modelo 334, esta vez tiene apariencia de seis años y una conversación que se reduce a gritos cada vez que se sube en ella.5
El modelo 532 duda en recostarse con el cuerpo erguido y las piernas completamente abiertas, está posición no le gusta. Se lo dice a su amo quien responde con un golpe. El modelo 532 comienza a sentirse humano.
 

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Nació y reside en Tijuana (1989). Es la Lic. en Lengua y Literatura de Hispanoamérica, Especialista en Políticas Públicas para la Igualdad en América Latina y estudiante del Doctorado en Educación. Hizo un Diplomado en Creación Literaria, Diplomado en Docencia en línea y competencias y un Diplomado en Políticas Públicas para la Juventud. Le otorgaron la Beca Jóvenes Creadores (PECDA) y el Premio juventud en el 2018 y la Beca Interfazz en el año 2015. Tiene publicados los libros Las calles hablan (poesía) (2015), Brevedades infinitas (cuento) (2017) y Diles que no nos vean versión (cuento) ebook (2018) e impreso (2019) por La tinta del silencio. Publica en su Blogger Historias de una mente fragmentada y Liberoamérica. Fue tallerista de creación literaria en el programa Cultura para todos. Actualmente es maestra a nivel preparatoria en Centro universitario del Pacífico y maestra en Universidad Iberoamericana.