ROSARIO DE FÁTIMA  A'LMEA SUÁREZ -ECUADOR-

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PÁGINA 22

 

Poeta, investigadora y ensayista ecuatoriana (Quito). Tiene Ph. D en Literatura. Trabaja en investigación, crítica, creación y gestión cultural. Ha publicado textos de ensayo y poesía. Entre sus publicaciones sobre literatura ecuatoriana está el libro: Aurora Estrada i Ayala: voz y simbología del cuerpo (EDIPUCE, 2015); además, preparó la edición crítica y el prólogo de la antología de Aurora Estrada i Ayala, El hombre que pasa (EDIPUCE, 2017). En ensayo, ha colaborado en libros: Cuerpos y fisuras (UNIMAR, 2017); Crítica, Memoria e imaginación de América Latina y el Caribe (UNAM-PUCE, 2018); Memorias del II simposio internacional y IV nacional de literatura “Pablo Palacio” (CCE-Loja, 2019); Entre epígonos y autoinspección. Actas del II Congreso andino de estudios sobre Dante Alighieri (PUCE, 2020). En revistas literarias indexadas y digitales tiene: “Lectura hermenéutica de dos autores: Luis Cernuda y César Dávila” (UNIVERSITAS 9, UPS, 2007); “La imagen del binomio padre-hijo en la poética martiana”, “Las feminizaciones en la poética martiana” (EL JARDÍN DE LOS POETAS, 2017; 2020); “Violencia de género aprendida en la narrativa de las canciones modernas” (REVISTA PUCE, 2019-20). En poesía, elabora una colección lírica con el título: Homo sapiens sapiens de la cual ha publicado tres textos (El Ángel editores, 2019). Últimos libros: Interpretaciones literarias. Lecturas desde la Mitad del Mundo (Prosa, Argentina, 2019) y Homo sapiens sapiens: 484 (KDP, USA, 2020). Ha obtenido mención y publicación en algunos concursos internacionales: Amber (Cascada de palabras, México, 2018), El jardín de las figuras abiertas (Bitácora de vuelos, México, 2020), Lugares que habito (AteA, Honduras, 2022). Su poesía consta en algunas antologías nacionales: Antología de Poesía en Paralelo cero (2020) e internacionales Tertulia poética conexión internacional Ecuador (Goiás, 2021), donde se tradujo su poesía. Poesía Xochimilco (video-poema, México, 2021, 2022). Ha dado algunas conferencias y ponencias. Su última investigación: “La masculinidad, lo mujeril y lo feo: construcciones y contradicciones en el siglo XIX” está en el repositorio de la U. Andina Simón Bolívar-Sede Ecuador. Además, tiene algunos proyectos en su canal de Youtube. Se puede acceder a sus aportes:
independent.academia.edu/RALmea / correcciones_idiomaticasRAL@hotmail.com
ORCID iD: https://orcid.org/0000-0001-7087-0368
scholar.google.es/citations?user=5jqGuhoAAAAJ&hl=es

 

 

Libertad enrejada

 

 

A Sor Juana Inés de la Cruz

 
Manos volátiles y hambrientas,
esperando salir de su tibia cuna de agua,
para acariciar los telares de la vida
y crear un mundo de texturas aullantes
en el cielo iluminado por ideas.
Escarbando su ímpetu en el silencio milenario
de cientos de cortezas nacientes;
pero, solo el anhelado beso de un idílico
calor en tu ser no nato,
fraguando en carne viva el amor por las ciencias;
derecho humano sin tiempo ni diferencia;
en ti, solo, el añorante afecto de lo eterno
en humana forma transmutado.
 
Puerta silenciosa ante el quiebre fáctico del nacimiento.
Rejilla tosca de manos azarosas,
rompiendo el nexo con un ayer y un mañana.
Apenas un gemido:
¡Solo para recordar!
 
En sus carnes la imprenta multicolor de América,
el escondido clamor de la eternidad entre sus cejas.
En sus recuerdos huellas aeronáuticas y pétreas,
volcanes en creciente,
luces en poniente;
más que el rodio;
más que la gota de aire enclaustrada en su cárcel prismática.
 
 

 
 –¡Todos los recuerdos en el infinito de la creación!
Aquí, hoy, solo la angustia del devenir.
 
Pequeña forma humana
escondida en los calores lácteos,
aún sin la angustia por los hilos
blasfemantes de heladas ideologías.
Pensamientos perfumados entre cariños y juegos,
entre misterios y letanías,
entre dolores y huidas,
entre misterios y voces rotas,
entre senderos y relatos,
entre hogares y bibliotecas…
 
Leve aliento de avivada elocuencia.
Miradas añejadas en aromas luminosos de esperanza.
¡Silencios de naturaleza nocturna: olores titilantes!
 
De pronto,
ansia por deglutir la pomposa incertidumbre de los volúmenes,
de palpar la ternura dimensional de las cosas y las abstracciones:
pobladores eternos de los cielos y los suelos.
 
Solo una voz antigua velando tu corazón;
añorado recuerdo de una comprensión;
lejana mirada perdida en la distancia del viaje,
pero siempre allí su palabra incitadora de ese “amor al conocimiento”:
 
del deseo por explicar lo existente
en el hoy y en el devenir;
sin olvidar lo que el ser humano ha sido.
Soledad en un mundo de maravillas,
refugio lejano con el mismo cielo;
tiempo para descubrir su alquimia,
para encontrar sus formas, su mecánica,
para palpar su esencia y hablar de su ontología.
 
Solo entre los perfumes de fúnebres árboles,
el cáliz de tu juventud,
frescor hirviente de humana curiosidad:
odorífero residuo de un cuerpo en metamorfosis.
Camino anticipado por una estela de fragantes seres:
el ES de cada uno escribiendo en el aire.
Salto impetuoso por recónditas elecciones,
solo en tu gesto el deseo de mil siglos,
solo en tu gusto el de toda la humanidad,
sin raza, sin género, sin odios.
Solo el ansia por ser y refractar,
dar y recibir;
       escuchar y decir.
 
Ante ella,
la verdad escondida entre la raíz y el fruto;
entre la vida y la tierra,
entre la noche y el renacimiento…
Inquieta locuacidad entre ojos inquisitivos y sabios,
asombrando el camino de un siglo,
dejando estelas y rumores,
amores y quiebres
laxitud y odios.
Abofeteando la inquina con la verdad
en una memoria femenina libre de pensar.
–¿Por cuánto? Por ahora.
–¡Por siempre!
 

 
Mientras miles de colores líquidos aniquilándose en la historia;
sembrando de olvido lingüístico las moradas de aquí, las mentes;
dejando en el pasado un milenario saber eterno.
 
Falanges rotas entre oro y plata.
Cuerpos enfermos de desidia y silencio.
Grito aullante y enronquecido para el mañana.
 
En ese hoy, solo cuerpos vulnerados entre amaneceres inciertos;
sonrisas pálidas en mosaico de heridas;
pensamientos sumidos por el invasor.
 
Sonidos guturales cantados
y escondidos en tus cabellos:
para hacerte fuerte,
para sobrevivir,
para darte eternidad.
 
Y luego ella,
líquida inquietud transmutando frases nunca tocadas;
pequeños detalles exorbitando las ideas;
cúspides astrales de iridiscentes formas;
pasiones liberadas hacia escrituras eternas;
humanas sensaciones exhumadas de otros mundos:
aquellos del cuerpo, del verbo, de la inteligencia,
de la materia,
de la trascendencia.
Silencios aletargados de curiosidad agonizante,
despertadas por una voz añorante.

Con sonoras cuerdas,
tañendo las ecuaciones y los silogismos,
en el cielo de una Nueva España,
Doble reino escondido,
con dinteles de colores
en roca eternizada con la sonrisa de Quetzalcóatl.
 
En tu mente prodigiosa,
las palabras avivadas de todos los tiempos en uno,
de todos los mundos y culturas;
en ti las citas del entendimiento y de la vida;
para leer la existencia física y abstracta;
en ti, los argumentos y las cifras,
las notas y los astros…
 
En ti, nostálgicas voces
de Platón y de Leoncia,
de Aristóteles y de Hipasia,
de Nicóstrata y de Cicerón,
de Eusebio y de San Jerónimo,
de Letea y de Arce,
de Eustaquio
y de Santa Teresa y de Catarina…,
de tus antiguos códices
y pétreo alfabeto, libres del fuego lisonjero.
 
Mientras en un umbral,
la sombra grotesca de la envidia
mofando su incredulidad,
tejiendo su desidia,
convirtiendo el péndulo en ley
y la agonía de almas en alimento de comensales,
para envestir tu cuerpo temidamente femenino,
tu cuerpo poderoso,
donde el cerebro, cetro fortuna y máxima lengua
de la creación y la fuerza divina.
 
Allí, su boca:
en espera de su día añorante…
su voz aniquilante de tu poesía;
solo su verbo escuchado por todos;
amordazados gestos de impotencia en tus ojos.
Aunque, nunca una palabra muerta;
pluma audaz y huidiza…
salta de siglo en siglo,
de oído en oído,
de boca en boca,
para ser eco de Dios y de su humana creación;
para hacerla sentir, reflexionar y luchar.
 
Sobre los restos torturados de tus libros,
Ni una lágrima, ni un lamento;
solo la respuesta de un servicio al prójimo;
de una oblación de tu cuerpo grato.
Aunque, su aniquilador odio robusteciendo mentes;
silenciadas por el compromiso, por el miedo;
acalladas y ruinosas conciencias frente a la verdad.
Allá comprando falsas promesas
para desterrar de su universo,
tu cuerpo, tu palabra, tu voz;
blasfemando a aquella de la humanidad prodigio,
aliento,
existencia,

 
solo por su deseo de trascender, derecho de todos,
sin escabrosas tipificaciones de cuerpos y almas
para dar y quitar,
para someter y aniquilar.
 
Sin embargo, tus Palabras siempre
en la mente de tus congéneres
para resarcir la escritura asesinada,
donde jamás:
Mulier in silenctio,
y olvidar los
dictámenes surcadores de cuerpos
existentes para alimentarse en ellos,
sin importar sus sentires.
 
Eso,
–¡Ya nunca!
 

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¡Lectura eterna