GUILLERMO GONZAGA DE JESÚS -MÉXICO-

<     >

PÁGINA 35

<                    >

Nacido em Ciudad de México, México. Estudió Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma Metropolitana. Es docente, escritor y editor general del proyecto editorial Tinta Sólida. Ha publicado en diversas antologías, revistas impresas y digitales, ha participado en diversos encuentros literarios nacionales e internacionales. Tiene publicados los libros: Poemas escritos con la Lengua, Palabra Rota, POETI(LI)CA y Claudicar. Obtuvo el tercer lugar del premio Nezahualcóyotl RAIAL 2022 y el Segundo lugar en el Primer Coloquio de Amor, Erotismo y Sexualidad organizado por la UAEMex 2018.
 

 

Ella es un breve instante

 

 

Para mi Oasis Literario

I


A la orilla de tus labios,
mi nombre busca renacer con cada uno de tus suspiros,
mis palabras fluyen en el oasis de tu mirada,
eres la rosa que ha cubierto con pétalos mis antiguos inviernos,
ya no existe la angustia a las tempestades, ni el naufragio en tormentas,
en la ternura de tu ser, han vuelto a germinar los jardines de mi alegría,
las sonrisas de ayer hechas témpanos de silencio, hoy se disuelven,
me has envuelto en la calidez de tu dulzura,
con la caricia precisa para sanar el ayer,
dejo mi alegría en tus manos para que hagas con ella lo que tú decidas,
te deslizas por mis ideas y la soledad celosa
huye hacia los cristales de su propia angustia,
copos de nieve en pleno verano,
¿cómo podía haberte elegido entre el resto de la primavera?
rosa de las mil sonrisas,
tan solo fue el nacimiento de mis versos que hicieron eco
en el fondo de tu corazón.


II


Me he perdido en tus ojos como flor en primavera,
como pájaro en la profundidad de dos cielos circulares llenos de piedad,
como gota huérfana en el mar en busca de su nacimiento,
¿cómo soportar la distancia que crece entre mí y tu ausencia?
si mi tacto impaciente quiere guardar en un instante,
la ternura de tus manos,
si mi beso fugitivo quiere vivir prisionero en tus labios,
la cordura se erosionó cuando mis brazos rodearon tu cuerpo,
y las penumbras se vistieron del color de las estrellas,
mis palabras tiemblan por rozar la orilla de tus labios,
pequeñas voces que se desplazan sobre ríos de tinta,
semillas irrepetibles como legado de un porvenir que crece en silencio,
cada poema es el murmullo de aquellos sentimientos
que habían permanecido inmóviles,
porque ahora el calor de tus manos
se ha vuelto la prisión de estos versos.
 
III


En mis manos renace un ramo de caricias,
que sembraré en las primaveras de tu piel,
quiero deshojar sus pétalos sobre tu espalda,
mis manos dos acuarelas sobre la ternura de tu cuerpo,
crearán paisajes en tu vientre,
mis madrugadas se iluminaron por el jardín oculto en tus muslos,
quiero encender la noche con cada uno de tus suspiros,
el peregrinar de mis dedos sobre tu cuello
dejará testimonio de la ternura que guardaré en mi memoria,
deposité en tu sombra el instinto del deseo que he guardado impaciente,
en tu mirada de estrella desnuda, se alojan jazmines,
océanos de inocencia que dan la bienvenida a mis manos,
he recibido de tus labios, la esperanza de renacer
tras el último beso que has dejado en libertad,
mi silencio de rodillas quiere permanecer a tus pies,
como el poema que nace de tus ojos,
dos perfectos acordes se delinean bajo tu cuello,
y el tacto se adhiere a ellos para rememorar un canción jamás cantada.


IV


La lluvia es el mejor pretexto para abrazarme a tu cintura,
el sitio perfecto para conocer la suavidad de tu silueta,
mis dedos deliran al ritmo de tus suspiros,
la inquietud de mis ojos sobre tus manos,
son el origen de la pasión que se pasea con zozobra,
bajo la sombra de tu pecho,
nos liberamos de miedos y la luz nos cobijó de silencio,
avanzo despacio por las curvas de tu nombre,
y en los resquicios del eco,
mis labios dibujan los contornos de tu ser,
la ausencia de tus manos junto a las mías,
es un dolor que tirita por la ternura que irradian,
mis ojos clavados en tu recuerdo,
revolotean, quieren recoger la pasión
que anida discreta bajo el instinto,
en silencio mis nervios quieren desnudarte de temores
y vestirte con caricias inquietas.
 
V


La luna buscaba un nido para sobrevivir al amanecer,
y encontró el edén en tus pupilas
Tus ojos son el consuelo para las noches que se han extraviado por culpa de mis
insomnios
Tus ojos son dos signos de ternura indescifrables, tan solo por el beso viajero en los
lindes de tu piel
Tus ojos son dos diminutas ventas al cielo, libres de angustia
Tu sonrisa es un destello de auroras, la caricia perpetua para mis ojos
Aun la más ligera de tus sonrisas puede sanar las fisuras que el tiempo ha instalado en
mi pecho
Tu voz es un ligero canto de rocío, en ella se desliza un beso aún no pronunciado por mis desvelos
Tus dedos guardan la caricia de lluvia que se adhiere a mis manos desérticas,
paisaje donde los bersos buscan el veso primigenio que ordene estas palabras,
reflejo de un caos que adquiere júbilo a tus pies.