ROSARIO DE FÁTIMA A'LMEA SUÁREZ -ECUADOR-

 

<                    >

PÁGINA 35

Poeta, investigadora y ensayista ecuatoriana (Quito-Ecuador). Es Ph. D en Literatura hispanoamericana. Trabaja en investigación, crítica, creación y gestión cultural. Entre sus publicaciones sobre literatura ecuatoriana está el libro: Aurora Estrada i Ayala: voz y simbología del cuerpo (EDIPUCE, 2015); ha preparado la recopilación, trabajo filológico y el prólogo de la antología de Aurora Estrada i Ayala, El hombre que pasa (EDIPUCE, 2017) y Aurora Estrada i Ayala. (2022). Obra poética (1928-1960). (El Ángel, 2022). En ensayo, ha colaborado en libros: Cuerpos y fisuras (UNIMAR, 2017); Crítica, Memoria e imaginación de América Latina y el Caribe (UNAM-PUCE, 2018); Memorias del II simposio internacional y IV nacional de literatura “Pablo Palacio” (CCE-Loja, 2019); Entre epígonos y autoinspección. Actas del II Congreso andino de estudios sobre Dante Alighieri (PUCE, 2020). En revistas literarias indexadas y digitales tiene: “Lectura hermenéutica de dos autores: Luis Cernuda y César Dávila” (UNIVERSITAS 9, UPS, 2007); “La imagen del binomio padre-hijo en la poética martiana”, “Las feminizaciones en la poética martiana” (EL JARDÍN DE LOS POETAS, 2017; 2020); “Violencia de género aprendida en la narrativa de las canciones modernas” (REVISTA PUCE, 2019-20). En poesía, elabora una colección lírica con el título, donde reflexiona sobre el ser humano y su ser: Homo sapiens sapiens (El Ángel, 2019); HSS: 484 (KDP, 2020); HSS: multiplicado (Higuerilla, 2022). En crítica literaria tiene Interpretaciones literarias. Lecturas desde la Mitad del Mundo (Prosa, Argentina, 2019). Ha obtenido mención y publicación en algunos concursos internacionales y por la mejor tesis de maestría (2015): Amber (Cascada de palabras, México, 2018), El jardín de las figuras abiertas (Bitácora de vuelos, México, 2020), Lugares que habito (AteA, Honduras, 2022). Su poesía consta en algunas antologías nacionales: “Loja grita arte” 10 (2022), Antología de Poesía en Paralelo cero (2020) e internacionales Tertulia poética conexión internacional Ecuador (Goiás, 2021), donde se tradujo su poesía al portugués. Poesía Xochimilco (video-poema, México, 2021, 2022), Antología de la REVISTA TRINANDO (2022). Ha dado conferencias y ponencias presenciales y virtuales. Su última investigación se centró en la poética de José Martí, del cual está preparando un libro de próxima publicación. Además, tiene algunos proyectos en su canal de Youtube. Se puede acceder a sus aportes:
independent.academia.edu/RALmea / correcciones_idiomaticasRAL@hotmail.com
ORCID iD: https://orcid.org/0000-0001-7087-0368
scholar.google.es/citations?user=5jqGuhoAAAAJ&hl=es
 

Excel humano

 
A quienes se llevó la pandemia
 
Tierra zanjada a dentelladas verdes
con manos y uñas metálicas.
Hirientes dedos formando series,
velocidad crepitante en filas y columnas
de “A” hasta “Z”,
de la “A”, al infinito.
Galerías dolorosas esperando
cuerpos encajonados.
Lunas crecientes emplasticadas y repudiadas
por maléfico síntoma,
por olor en conversión a fórmula mortal
por excesiva comparecencia.
 
Proscritas almas con olor a cifras.
Mortalidades aguerridas,
encerradas en filas y columnas,
sin lágrimas, sin un grito
familiar para iniciar e indicar la partida.
Adioses retraídos e incrustados
en Excel naturales desconocidos:
¡inubicables!
¡no ubicados!
 
Aérea visión de estadísticas vivenciales,
engendrando la tierra roja
con sumas imperfectas:
multiplicado dolor en manos rotas.
Peso descomunal en una tensión
abigarrada en perfectos rectángulos.
 
Ahora, solo recuerdos ausentes
cementerios: galerías gesticulares,
amortajando las fracciones
de un luto mundial.
Efímera esperanza revoloteando
su nefasta incertidumbre
en truculento aullido
de incompetencia;
mientras los adioses
en verde sollozo
por transitoria visita:
castigo por errores de progresos,
por autocontaminación,
por producción de venenos,
por surcar de asepsia la
[apariencia de unos
y engordar de desechos las entrañas terrestres.
Solo por incrementar la ecuación con
puntas de pirámides
atiborradas de fracciones
en el ombligo del capital.
 
Ahora solo un cántico de endosada riqueza,
ensuciando la tierra
con tremendas avaricias,
sin pensar en las cajas mutiladas
de recuerdo e identidad;
solo por una suma
en las chequeras de pocos,
mientras: aumento crucial de dividendos y bajas.
Nauseabundas entrañas rojas
del planeta gritando:
—¡ya no más cuerpos ausentes de almas!
 
Alineada geometría calculando las despedidas
[remotas.
En los oídos de la memoria,
solo arañazos de metálica forma.
Mi cuerpo ahuyentando el temor;

 
monótonas angustias gesticulando
en la ausencia de recuerdos
solo los dedos verdes acariciando
mi carne verde sobre tanta
tierra abierta,
reproduciendo el suplicio
de esa humana transitoriedad.
 
Regla de tres al infinito
proporcionalidad antropófaga
procuradora de ignominia
¡Mismo sentir escuchado
en todos los números en filas
y columnas acompañantes!
 
Quedando solo el sonido de los cuerpos:
secos testigos de la impotencia humana,
de la impotencia gesticular
de la impotencia del capital
de la incoherencia de
una hegemonía química,
buscador del aniquilamiento global,
la victoria de un deseo descomunal
constante y eternizado en gigas brillantes
y mundos virales de opulencia adquirida,
bajo la antropofagia de los teras
de la falsedad.
 
*     *     *
 
 

Barrio aniquilante

 
A un joven yaciente en la avenida
 
Arañazos de tinta en las paredes,
delimitando una circunferencia aniquilante;
territorio perdido
ante el poder de los dueños alternos:
potestad del miedo,
embargo de paz
por voces de metrallas,
ojos intermitentes,
protestando en silencio
por una tranquilidad arrasada.
 
Es hoy el poder del delinquir en lucha
la potestad y el dominio,
reflejo de los conquistadores
de la victoria, del deseo.
 
Lentos antojos de sapiencia
naciente en cuerpo joven,
gusto por un universo diverso
del dado por el entorno.
Deseos propios, fuera del huraño
despunte de alientos pandilleros.
Vértigos de libertad enmelados
por la letra nueva, por la invasión
perfecta de los números,
potenciadores de alternativas,
de cosmos aleatorios para
enmendar el nuestro.
No para ser paraísos humanos.
No para cercenar los anhelos de equidad.
No para hacer del libre albedrío
una guillotina de inocentes.
 
Reseca garganta clamando
por cambio,
por desahucio
de los amos de las balas perdidas,
de los intentos de hacer
de la violencia un reino de
terror incrustado con sonoridad
de víctimas yacientes.
 
Tu cuerpo huyendo en líquido
hacia la no violencia,
compartiendo tu tiempo con la construcción del yo,
de una trascendencia de todos,
pero olvidada o alienada por el interés,
por la desidia,
por la impunidad.
Tu mente de hacedor buscando un universo
para regenerar la existencia.
Fuga en armonías y pentagramas.
Deportes asiáticos reivindicando la
energía y encausando las iras
para usarlas en el momento adecuado,
para enarbolar la serenidad.
 
Paladines aparecidos,
chantajes empotrados en
corazones de vecinos.
Barrio estirando sus extremidades
en eterna súplica a
una justicia inalcanzable.
 
—Tus pies hundidos en la
sangre de tus habitantes.
—¡Destino urbano en antropófago
carácter replicándose!
Nota de caótica musicalidad
sangrando los hogares.
Paredes convertidas en cedazos,
en puntos de saeta para las prácticas de sonrisas,
de triunfo
de un premio de aniquilación.
 
Tus calles buscando diariamente
los puntos de fuga de la vida
escurridos en cada cañonazo.
 
Estruendos volatilizados en pólvora,
perfumando el aire de la ignominia.
 
Tu dislocado cuerpo
yaciente en una calle terrosa.
Tu sangre invadiendo la hoja cortante.
Picoteada vida huyendo por las cuevas
hechas en tu carne.
 
Solo una guitarra replicando tu caída
en cuerdas retumbantes de angustia.
Su estertor acallado con pisotones
vengativos por tu no anexión,
por tu elección diversa
ante una imposición generalizada,
por tu edad en ese barrio aniquilante.
 
Cuchillo empuñado para
antropófagos deseos…
 
Esa mano sacándome de mi escondrijo,
llevando en feroz viento mi cuerpo
para un telos ya aprendido,
ya constante;
exhibiéndome desde la frente
para, con un santiamén blasfemo,

lavar el futuro
que mi filosa lengua 
convertiría en caverna rojiza.
Vuelo en ecos cortantes,
que cada noche
entono en cuerpos acoquinados
su respuesta de alaridos amedrentados.
 
Prisionero ante decisión ajena.
Cansado de lucir mi filo
ante ojos atónitos.
¡No a este reinado de terror!
No me inquieran su muerte.
Es algo que prodigo sin desearlo.
¡Perdón por el luto ajeno causado!
¡Humanidad aniquilante de su propia carne!
 
 
En euforia, golpe tras golpe.
Un cuerpo ensangrentado
con fuerza de odio infundado.
Solo por seguir lo dicho,
por los acribillados de conciencias.
Solo por no tener a quien seguir;
por llevar una bandera ajena,
que disfrazada de familia,
acumula vidas devoradoras de existencias.
 
Doce cuevas en tu cuerpo,
esa noche se abrieron y en fuga veloz
salieron los alientos rojos de tu existencia.
Consumida venganza te dejó en la calle:
un recuerdo de un aliento
y una nota acribillada en tu costilla.
 
 
Tu último pensamiento hundido
en los deseos inarmónicos de las cuerdas
cayó en el pavimento.
Solo pudiste escuchar el eco
de la voz triunfal tras tu deceso.
Sin embargo, llegó a tu casa
e invadió los oídos de tu madre:
alma derretida sobre tu ya no cuerpo
que muerta en vida llora
desviviéndose.
 
Solo oyéndose…
 
—Cada día estertores acumulados
escapados junto a la rota guitarra.

 
 

Espadas rojas[1]

 
A la memoria de Samira Al-Nuaimi
y otras mujeres como Samar Badawi,
 quienes luchan por su espacio
y sus derechos
 
Ella sola frente a falos enervados;
espadas alzadas ante el temor
a la pérdida de esclavas eternas,
de cuerpos hipnotizados, dominados y sacrificados.
Espíritus coloridos amordazados con noches ásperas.
Silencios verdes protegidos
por voz externa de padre, hermano, esposo, hijo.
Voces escoltadas ante una diferencia acordada.
Soledad avasallada ante otra conciencia.
«Yo» olvidado ante un «tú» o un «él».

Ella sola con su voz,
arremetiendo los cerebros
esclavizados de madres, hermanas, hijas.
Solo su aliento arrebatado de su cuerpo para buscar
[cambio.
Perfume de desierto,
carácter de tormenta de arena detenido
por el uso, el capital, los labios mordaces.
 
Ahora, su cabeza robada a su cuerpo.
—¡Eternamente su presencia en la memoria!
Archivada en las miradas aletargadas,
pero, con volcanes en la voz, en el corazón:
paciente lava germinando;
palabras y gestos de presencia,
luchando contra una representación, una imposición,
una espada alzada, un ojo impertérrito,
un brazo mordaz.
 
Solo ella entre los vientos,
frente a los blancos congéneres;
frente a cráneos devoradores de cuerpos femeninos;
frente a ojos acallados por una rutina malsana;
frente a su cuerpo flagelado, vituperado, enrojecido;
frente a su boca impertérrita ante la tortura de sus
[huesos.
Solo en tu mente la protesta,
la transmutación de la historia.
 
—¡Al pasado los tormentos enquistados en manos dulces de mi pueblo,
en mentes pródigas, en vidas alejadas al olvido!
 
¿Hasta cuándo sus dientes voraces disfrutando su
[violencia?
Haciendo de la humanidad un reino de eterna lucha;
olvidando la sabiduría;
manipulando la tradición;
arremetiendo contra la sagrada vida.
 
—Sangre valerosa enjugada en mis lágrimas,
en mis lamentos, en mis palabras.
¡Sangre valerosa engendradora de cambios,
de una pronta equidad!
Sangre aún caliente en las venas de la indignación:
—¿Por qué los cambios para unos y las cárceles para
[otros?
 
Tus manchas verdes en la arena,
germinadoras de vidas nuevas,
de mujeres libres para ser, pensar y gobernar.
—¡Otra vez la continua violación sin hemisferio;
siempre entre colores opuestos!
 
 
Quito, octubre del 2018
 
 

[1] Antes de este poema se incluía el poema 803 “Ignominia esquizoide”, dedicado a las niñas y jóvenes asesinadas en los Andes. Se publicará con exclusividad en la revista Zur (Chile en 2024). Deberá ser añadido aquí en una próxima edición.