FRANCISCO ROBLEDO -MÉXICO-

Todas las maneras
 para decir mi nombre

 

Selección de poemario inédito
 

 
 
Balbuceo
 
Las mañanas tuestan desde las siete
en punto con café en mano me estiro la sonrisa
más y más porque la boca se me quiere cerrar a pocito
no
abro la boca para sacar el mundo que me llena
y no sé cuándo y no sé quién dijo ve por ayuda profesional
ve con otra que te haga olvidar
que te haga acercarte a la contracorriente
porque en el mejor de los casos no somos de mentiras
y no nos queremos
y no sé por qué
si nacimos juntos
convivimos tanto todo el tiempo
que lo que no recuerdo pertenece a su memoria
dámela
le quiero dar un besito
para perdonarme y decirle a todos lo tanto que me necesitan
los necesito
pasen
no ven que desde que el sol tuesta
me pongo de hacendoso
a veces pienso que así voy a cambiar algo
y no cambia nada
un nuevo día bendice y el estiércol en que navego
es una botella que abro cada que puedo y me siento yo; solo
árbol que no se poda y crece hacía adentro
bichos maleza llena de tierra
una parte está seca muy seca
vieja vida interna que acumulamos
lo más nuevo apenas verdece
apenas y tomar lo más flamable y hacer que bolas de humo besen al cielo
apenas las canciones más incoherentes que son las tuyas
y están dentro de mi cabeza
no sé dónde más pueda encontrarlas
explico veo y creo que no tengo otra experiencia
que la del dolor y sus tantas maneras
de hacerme conocerte y desconocerte cada vez más
porque de más a menos estamos en lo último
podría recortar una parte de cada letra de alguna canción
para escribirte
no quiero hacer trampa y creo
lo sabes y trampa o no
explican mejor las cosas que mi balbuceo
túneles sin foco
aparecen enormes al final de una puerta que no se ve
pero atientas y a caídas pasamos por ella
diciendo buenos días
a la banqueta por supuesto
diciendo buenas tardes
porque aquí en mi vida de papel
en mis lágrimas y ritmos
no todo es el sentido pleno de la palabra
suspiros
ni malos tratos
lo conozco y se porta bien
también quiere
cuando puede porque luego estoy yo
que me amargo como lo echado a perder
y no me quiero sostener de otra cosa que no sea el perfume agrio
derramaría un costal de inmundicias por el mundo
roto reventado
nadaría por todos los lugares que pueda
hasta que la cosa se vacíe
y pueda entrar de nuevo a la cancha
en lo que puedo
ayudo
porque entre dos y uno que no me recuerda
no se puede hacer mucho.
 
 
 
 
Hoy tengo la gran pelea
yo contra mí
el límite de tiempo es la edad
no conté pero fueron muchos puñetazos certeros
de los que al despertar sientes que te han atropellado
mis puños eran caras y rocas lanzándose contra sí
contra mí para tranquilizar apocalipsis internos
a veces creo soy un dibujo de Topor
donde una mano
la propia
se tapa el rostro de un arañazo de un puñetazo
no sé cuándo ni por qué circunstancia
un día me voy a matar por mí mismo
como en una casa de los espejos
choco contra mí
si pudiera abrazarme lo haría
pero es incomodo
por eso pido a los dioses brutos
ayúdenme a convertir mi cuerpo en el de una mascota
que alguien pronto desee acariciar
suena tonto
suena a un hombre muy necesitado
pero en este juego de pinturas donde una mano asalta a la otra
se pellizca y luego se insulta frente a la purificación del agua
mejor contratar un asesino a sueldo
porque así como voy
en la pura tortura
no sé hasta cuándo voy a caer muerto.
 
 
 
 
 
 
Este cuerpo se degüella al cerrar los ojos
sin un foco en la casa
es mejor para no saber quién es quién
para encontrar nuevos horizontes
esos que incendian atardeceres
ya no como sólo bebo de mi fragancia
y me repugna equivocarme varias veces en lo mismo
no aprendo y aprende uno en la vida
dicen
es dura
pero más duro es no aprender de ella
arrastrarse para confirmar que sigo vivo
que ya no me dueles
pero siento me acaban de atropellar
el tren de la vida a toda velocidad
me lleva lejos de ti
con su máquina gritando mis sueños
gritando mi dolor.
 
 
 
 
 
 
Museo mutante
Que qué estoy diciendo
una sarta de conciencia
donde el del cuadro soy yo
museo mutante donde las piezas van tomando forma distinta
algo como bicicletas que se hacen animales o personas que caminan
pinturas que me sacan su lengua o escupen o gritan groserías
entre los pocos asistentes una escultura toma un cuchillo y degüella al espectador
hay fotografías que lo pueden explicar todo
el problema es que no sabemos quién es el autor de tremenda fechoría
en este sitio no hay escapatoria ni para nadie
no existe a la vista del arte
culpables o inocentes
y de pronto
como en una exposición del homicidio
uno a uno los asistentes sin miedo van cayendo
perdiendo la vida a manos de alguna pieza con temática
de asesino en serie
nadie huye porque no se necesita
aquí entramos por nuestra cuenta
y venimos a morir en manos de un anónimo
han dicho que los autores son la divinidad
pero yo no quiero creer en nada
y veo fierros en un techo fingiendo se quieren caer
veo sillas encima una de otra hasta que salen por el techo
hay tanto que si se te ocurre ver detenido una sola cosa
terminarás con los ojos quemados
aquí nada se mira fijo
se pasea andando para no caer en pozos con forma de caja para zapatos
se camina mirando atrás para que nadie algo te ensarte en la espalda
en todas partes hay una pieza que mirar y no tienes tu tiempo para hacerlo
nada dice cuidado pero casi todo advierte que es bajo tu propia voluntad
hay una sala con podríos bodegones
devorados por moscas y alimañas
huele a post mortem
un dibujo en la pared enseña sus uñas que crecen a colmillos de mamut
y apoco en ellos talladas con precisión un par de guerras se debaten
las uñas cual cuernos de toro se destruyen estampadas contra la pared
en varios televisores reproducen snuff
donde las víctimas son los mismos conductores del canal
empiezo a creer que esto es una pesadilla de Krueger
pero descubro el jardín donde flores se entrelazan
se estiran y despetalan como pequeños corazones
de explosión espontánea
nada es horrible porque aquí
por voluntad propia
entramos
no es una jaula
es una casa por fuera y por dentro miles de escalera y pisos
lugares que nunca se terminarán de conocer
en la entrada dice que no hay quién haya sobrevivido
a tanta vida y conocer todo
nadie ha conocido nunca todo y ni muchos menos todos los lugares
el museo tiene una parte que se demuele y se vuelve a construir
en otra sección miles de casas miniatura donde enanos desarrollan su comunidad
las esculturas de pesadilla mitológica me encantan
aquí me quedo
porque cansado ya no quiero continuar.
 
 
 
 
 
 
El mundo no se acaba
 
Nunca
el mundo se acaba
porque en esto ni ambientalistas
ni el ecocidio de todos nosotros
logrará que el mundo se acabe
no imagino al sistema solar sin su planeta de tierra azul
porque aunque acabándose pareciera que está
es porque su conciencia y dientes la tienen como muerta
y todos vampiros de la explotación
mamamos de sus recursos naturales
el mundo no se acaba
y no porque lo haya dicho Charles Simic
o cualquiera de ustedes
me da gusto pensar que el mundo se acaba
para el que se muere
así no tendrá que sentir el infierno en la tierra.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Respira
 
Continúa el poema donde la vas a dejar descansar
se lo merece
habitar un poema
lindo
colorido
de paisajes orientales
por supuesto al antojo
de ella
donde no haya un vocabulario que atente
o acciones que partan
a tus personajes los mejores paisajes
las mejores aventuras
en un alfabeto conocido por ambos
entonces
si te he de conocer otra vez
que sea en otro idioma.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Hay personas que dentro
llevan un circo
de fuego y formas
el tuyo uno de payasos que ya no hacen reír
de espectadores que llegan crudos con sus hijos
que ya no miran el circo
desde que a los animales de atracción
el partido ecologista
los mandó al patíbulo
vine y no he dejado de hacerlo
tengo tanta esperanza
de que el circo que llevas dentro
prenda todas sus luces
y el anfitrión vestido de brillantina
sonría a los cuatro vientos
dándonos la bienvenida
pero tus atracciones parecen en quiebra
arrumbadas en un lugar lejano
donde pocos las hemos de encontrar
la carpa de tu interior no me da miedo
pero sigo esperando a que salgas tú y tu belleza
a dar la función de la que me he enamorado
juro en este pantano encontré más amor y belleza
que en toda la salud digna de una sociedad pulcra
otro día continúo
porque mi circo está a punto de prender
al rato vengo
igual y en está ocasión que grite que salgas
lo haces
porque le temo a la muerte
la tuya
dentro de ese camerino tan bello
donde miles de espejos te repiten
esa es la gracia más cruel del creador
un espejo que refleje todas tus posibilidades
pero ninguna existe
más bien todas se rompen
se tapan y otra vez todo es el interior de una boca cerrada
pero ya lo dije
al rato vengo y grito.
 

 

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Francisco Robledo, Saltillo, 1990. Vagabundo en bicicleta sobre el cielo, desertó la carrera de Letras Españolas, desde entonces narra, a veces poeta. Le gusta el punk y otros vicios. Ha publicado para diferentes medios impresos y digitales. Administrador de siniestros en la revista online Juguete Rabioso. Antologado en Cuentos para una tortuga y una bolsa para el mareo (Ediciones con Tinta Ebria, 2015), Mínima, antología de microficción (Editorial Pape, 2018), en el mismo año por mención honorifica en el Gran premio Nacional de Periodismo Gonzo, y en Pinos Aalados. Una selección. (Pinos Alados, 2020). Hace collage, coedita, diseña y distribuye fanzines. Autor de la plaquette de poesía; Un Rechinar de dientes (Coyonoxtle, 2017), y de los libros; Cutre maquillaje crónica de un falso vacacionista (Sophia, 2018), El inexistencialista (La Terquedad Ediciones, 2018), Madre orgasmo (Cisnegro, 2019) y No se lo cuentes a nadie (crónicas desde el moridero) (Secretaría de Cultura de Coahuila, 2019). En la actualidad trabaja en un fanzine; Kafka tríptico involuntario de insectoterapia, y en una novela de terror cósmico. Gana dinero como librero en la calle de su ciudad.