NÚMERO 7  - MARZO DE 2016  - DIRECTOR: MARIO BERMÚDEZ - EDITORA COLOMBIA: PATRICIA LARA 

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SOMBRILLAS AL VUELO

Portada de Sebastián Romero Cuevas

 

PERGAMINO DE DOLOR

 

¡Es cierto estoy muerto! acaso quien no sabe que alguien está muerto cuando su corazón deja de latir, su cuerpo queda helado y sus órganos quedan todos unos desconectados de los otros, ¿pero ella también está muerta?, ¡auxilio un doctor!, pero ¿que pasa? ¿Por qué nadie me escucha?, estoy pidiendo ayuda a oídos sordos o a gente ciega, estoy diciendo que me ayuden que ella está muerta y nadie puede saber... Yo la maté con... jajaja no yo no la maté, ¿estoy loco?, pero no me juzguen déjeme contar qué paso. Ella es Anastasia mi esposa y esas dos cabezas de cerdo que ven eran mis mascotas ¡sí! ¿Acaso no puedo? Salvador Dalí tubo un oso hormiguero ¡acaso yo no podía tener dos cerdos de mascotas!, los mate; a esos dos también los maté con mis manos, primero les rompí el pecho y después busqué su corazón, el corazón de ellos está alojado en el sótano, en mis ataques esquizofrénicos los escucho latir, pero… ¿Quién dice que estoy loco?, usted señor que lee estas líneas de dolor o el maldito causante de este sufrimiento ¡a ese también lo mate sabia! , pero aunque este con vida se que deambula por las calles buscando el perdón de Dios, ese mismo que trato de buscar ahora, pero de algo que estoy seguro es... que no estoy loco, mi pupila está dilatada por los medicamentos y mi aliento es desagradable porque llevo dos días seguidos sin pegar el ojo en el burdel del la esquina, sí, el mismo burdel de donde salí hace algunos días en busca del cariño de Anastasia de Tomas y Sofía, ¿no les he dicho quien es Tomas y Sofía?, que descortesía de mi parte, dirán que soy un loco grosero que no soy capaz de presentar a mi familia, Tomás y Sofía son mis hijos, sangre de mi sangre, que.. Ni lo piense señor a esos no los mate yo, por el asesinato de ellos es que ahora estoy loco ¡mierda! Perdón no estoy loco, solo que la cabeza me juega una mala pasada de vez en cuando, ustedes entenderán, la droga, el alcohol quemaron mi cerebro, mis ilusiones y el cuerpo de un hombre que se atravesó cuando todo era confusión, Pascual es el nombre del maldito, Pascual Albarracín, el que mató mis hijos y quería llevarse a mi mujer para otro pueblo, pero yo no dejé, ahora entienden por que les digo que no estoy loco. No estoy loco por qué la salve a ella y vengue la muerte de mis hijos, pero un momento, ella está muerta ¿no?, ah que vaina tan pesada ya recordé que paso, cuando salí del burdel un pergamino por arte de magia llegó a mis manos, y decía lo siguiente:

 

“Querido Damián, de tu esposa que siempre te va amar. Ahora que veo que tu enfermedad esta creciendo más y más y que ya ni los medicamentos hacen algo para calmar tu dolor, creo que es momento de partir, en unas horas un carro del sanatorio mental del centro del pueblo llegará y te recogerá no escapes, ya supieron cual fue tu último ataque, acabaste con el burdel de la esquina, en el pueblo ya hasta te llaman el “pirómano de san Agustín”, me voy lejos de ti, tu padre se va conmigo, o acaso no recuerdas que a tu madre cuando estabas en la adolescencia la arrojaste por la escalera, diciendo que ella no merecía sufrir más con un hijo como tú, ¿sí lo recuerdas?, tu padre no quiso que te hicieran daño por eso prefirió callar y dijo que la muerte de doña Isabela fue un accidente que resbaló por la escalera porque llevaba unos harapos largos y una vajilla vieja que le obstaculizó la visión, tu padre te trató con paciencia, Damián, por uno momento pensó que tu enfermedad había sido efímera y que cuando reaccionaras y volvieras hacer el chico que eras antes de tus 15 años de edad, cualquier cosa iba a inventar para subsanar la pérdida de tu mamá, pero no fue así, antes de terminar el colegio los síntomas volvieron aparecer, una noche mientras don Pascual dormía, tomaste el azadón de arar la tierra y si no es por los reflejos de tu padre con seguridad también hubieras acabado con él, tu padre no tuvo más remedio que enviarte lejos durante un año, el no quería verte internado y mucho menos consumido en drogas como la risperidona o la clozapina que ayuda a calmar tu dolor, no, el prefirió construirte un pequeña casa de madera a las afueras del campo, él, en su inocente espíritu de padre acongojado pensó que era lo mejor y te dejó allí por un año, ¿lo recuerdas, Damián?, por favor, mi amor reacciona, después de ese largo año la naturaleza calmó un poco tu calvario, la compañía de los animales, el olor de la hierba y la brisa que golpea la montaña, resultaron mejor que cualquier otra medicina, te debes estar preguntando yo por que se tanto de ti sin ese momento ni sabía que existías, prestó atención al relato de tu padre, el cual da testimonio de tu enfermedad al encargado del sanatorio, él necesita un dictamen preciso y justo de tu padecimiento, después de ese año transcurría todo con calma en la finca de los Albarracín, eras uno de los mejores agricultores del pueblo y eras ejemplo de los pequeños, por tu forma de vestir, hablar y de escribir, eso nunca lo dudes, cuando llegué a San Agustín, lo único que escuchaba era la historia de un ganadero que tenía a medio pueblo enamorado por sus escritos, cuando te vi por primera vez pensé que estabas recién llegado del exterior, y que aquel ganadero que tanto nombraban en el pueblo podría ser otro, menos ese hombre que estaba frente a mí, pero eras tú mi amor, el único que me enamoró, pasaron 5 años de salir y mirar el anochecer juntos siempre tomados de la mano pero algo en tu actuar empezó a cambiar, y era de nuevo tus malditos síntomas, en la mañana tenia a Romeo y en la tarde llegaba un bestia total, me gritabas insultabas y me lastimabas, pero te acepte así, nunca te quise lejos de mí , don Pascual me hablaba de ti y me decía que tú eras normal, me mentía, él temía que te pudiera abandonar hasta que supimos lo que pasó en un viaje que tuviste que hacer, fue hace poco, una semana o dos, quizás antes de que decidiera escribir en este pergamino todo mi dolor, en San Miguel el pueblo que queda a dos horas de acá se empezaron a oír rumores de un loco que asesinó una prostituta, la degolló y con la sangre que brotaba de su cuello escribió “perdóname, papá, el monstro volvió” en San Agustín todos asustados pedíamos que el loco nunca saliera de San Miguel, y por el alma de doña Isabela que Damián Albarracín regresara pronto de allí, las suplicas no se hicieron esperar, y dos días después del atroz asesinato de la prostituta de San Miguel regresaste, tu padre lo sabía, sabía que tú eras el asesino, llegaste delgado, sucio, barbado y lo que más me impactaba eran tus ojos, tenías unas bolsas de cansancio que pesaban más que tu propio cabello, te tomé de la mano y te llevé hasta la casa, te bañaste, te colocaste un vestido que muy poco usabas, te despojaste de todo lo que te atormentaba y como por arte de magia volvías a estar lúcido e intacto, saliste esa noche sin decir pará donde, quede sorprendida, pues nunca habías hecho algo así, traté de hacer algo para que te quedaras a mi lado pero tu padre me tomo el hombro y me dijo, -déjalo, por tu bien déjalo ir, haz maletas, alista los niños porque algo me dice que todo va estar mal, quedé pasmada, pues no sabía por que tu padre me decía eso, cuando de repente una voz más fuerte me decía, vamos Anastasia tenemos que irnos, no sabía nada, no sabía que estaba pasando, solo sé que hice mi maleta, la de Sofía y Tomas, me monte en el carro de tu papá, que en el camino no me dijo nada, solo a unas pocas cuadras antes de llegar al pueblo me dijo que lo acompañara al lugar en donde en este preciso momento estoy escribiendo esta carta de despedida, después de escuchar a tu padre hablar le pedí una pluma y un pergamino para poder que entendieras mi grandísimo dolor, el dolor de dejarte, sé que cuando la leas miles de cosas pasarán por tu cabeza y dirás que soy una más de las tantas que degollaste y quemaste y quizás para tu conciencia merezca el mismo final, solo quiero que sepas, mi querido Damián que te amo y que nunca lo dejaré de hacer sea cual sea tu final. Con mi más sentido pesar, tu esposa la que te siempre te amara. Anastasia Aristizabal” ¿Qué es eso?, ¿Qué son esos recuerdos repentinos que tengo? ¿Qué paso?, ¡Auxilio!, por favor que alguien me ayude, no sé que hago acá necesito a mi mujer, a mis hijos, a mi padre quiero salir de acá suéltenme, por favor, de rodillas lo pido, que alguien encienda la luz, ¡maldita sea!; -¿Qué pasó, Damián? Cuál es el alboroto que hace -¿Quien esta hay?, - Acaso no recuerda quien soy yo, prendan la luz, por favor, el pirómano de San Agustín quiere saber que paso. - ¿Quién es usted?, carajo, responda - Mucho Gusto, mi nombre es Oscar Aristizabal, el encargado de este sanatorio por los próximos meses, ¿cómo se encuentra usted? - ¿Oscar Aristizabal? , ese nombre se me hace conocido. Muy conocido, ¿Por qué estoy amarrado?, ¿Qué paso? - Acaso no recuerda todo lo que dijo mientras los medicamentos hacían efecto, nos dijo todo lo que hizo mientras deliraba, ahora solo queda condenarlo a su triste final. - Acaso qué hice, por favor, que alguien me explique. -Su enfermedad no lo deja razonar y no tanto su enfermedad, los medicamentos tan pesados que ha consumido los últimos días no lo han dejado analizar su realidad, me llamaron ayer para que me hiciera cargo de un loco que acabó con su familia, el muy imbécil después de encontrar una pergamino escrito por su mujer diciendo que no lo aguantaba más, que después de incendiar el burdel de la esquina temía por su vida y lo que le pudiera pasar a ella a sus hijos y por supuesto a su suegro, lo único que hizo usted señor Damián fue buscarlos en esa pequeña cabaña que su padre hace unos años le construyó para que pudiera olvidar un poco su enfermedad; ¿recuerda algo?, o le sigo contando qué fue lo que hizo con sus cochinas manos, su silencio creo que es más que claro, así que le seguiré contando, si, allí estaban sus pequeños su hijos, su mujer y su papá, sus ojos solo reflejaban muerte, nada más primero asesinó a su papá con el mismo azadón, si con ese que alguna vez cuando usted estaba joven lo intentó matar, por fin lo consiguió, lo mató, fue al acto el mismo impacto rompió su cráneo y en menos de 2 minutos su papá ya era historia, después siguió con sus hijos, los degolló, no tuvo piedad de ellos, ¿recuerda esas dos testas de cerdo que nombraba en sus alucinaciones?, y que las comparaba con el oso hormiguero de Salvador Dalí, no eran dos testas de cerdo eran las cabezas de sus hijos que después de degollarlos, con un ansia animal de ver sangre brotar los decapitó y sus pequeños cráneos los exhibió como trofeos, y sus inofensivos corazones, que también nombró, los llevó a los más oscuro del sótano , pensando que ya todo tenía final y para fortuna suya y desgracia de su esposa en su camino carnicero la tropezó, su locura no lo dejaba ver más allá de los límites del hombre, le pidió permiso y escondió los dos corazones para luego proseguir con ella, no la dejo que avanzara más de cinco metros cuando con su cuchillo le atravesó el corazón, mi hija cayó sobre el cuerpo de don Pascual. Cuando llegamos al sitio lo encontramos a usted repasando La Metamorfosis de Franz kafka, pensando que después de asesinar a su familia la única salida era convertirse en un insecto pero no fue así, lo arrestamos, y lo trajimos a esta celda, la más segura de todo el pueblo, ver a mi hija tirada en el suelo con su corazón roto, a mis nietos colgados como dos medallas en la pared fueron los que no me dejaron asesinarlo con mis propias manos, porque quiero que usted sienta el gran daño que se hizo, en ese momento estaba loco y ahora ¿qué piensa?, que Kafka tenia la razón y después de asesinar a su familia en un abrir y cerrar de ojos se convertiría en un insecto y podría escapar de todos sus problemas, para su desgracia nada fue así, esta es la tercera vez que le cuento esto, con usted llevamos un procedimiento y nos ligamos a lo que dice la ley, mi único deseo es sentarlo en esa silla y que todo mi sufrimiento quede cocinado igual que su maldito cuerpo, pero no ha sido posible, la ley no permite que enviemos a la silla eléctrica locos como usted es por eso que en esta tercera y última vez puse todo mi empeño, porque mi único deseo es verlo en el mismísimo infierno, ahora entiende todo señor ¡Damián!. -Por eso los medicamentos, por eso el pergamino, por eso el olor, por eso estoy amarrado, mierda, pero... Creo que es hora que su gran deseo se haga realidad, aproveche que el monstruo se fue, que los medicamentos doparon mi dolor, y que su maldito pergamino me ha hecho odiarme, no quiero vivir más. -Hasta que por fin lo dice, maldito bastardo, enfermera que firme ese papel y diríjalo ya a la silla tenemos que aprovechar este momento de cordura de ese loco, sino es ahora, corremos el peligro de que los medicamentos dejen de funcionar y el monstruo lo vuelva atacar. -Firme acá señor Albarracín, ya vienen dos enfermeros para llevarlo a la sala. - Por supuesto, Anastasia claro que lo haré, pronto nos encontraremos, y saldremos a pasear con nuestras mascotas mi amor. - ¡Rápido don Oscar, los medicamentos están dejando de actuar!, me llamo por el nombre de su hija, pero alcanzo a firmar. -Siéntelo ahí, alisten la esponja que quede muy mojada, quiero ver como escurre agua por su cara esa misma que lo va a cocinar poco a poco, que los pies le queden empapados, no quiero que esa bestia vuelva a respirar, el padre ya está listo para que por lo menos ese loco se valla en paz. -Sí, don Oscar, Damián ya está en la silla y el padre del pueblo don Isaías Albarracín está esperando que usted de la instrucción para que aquel pobre hombre descanse. -Que siga el padre, que diga en voz alta, el pueblo quiere escuchar el perdón de Dios por ese loco, ya que no merece el perdón de ningún mortal. -Podéis morir en paz, sobrino mío, tu madre Isabela, mi hermano Pascual, tus hijos Sofía y Tomás y tu esposa Anastasia en el cielo te han de esperar. -Accionen la silla el efecto de los medicamentos pronto va a terminar, ya ese loco no merece vivir más.

-¡YO NO LA MATE!, ¡TODO FUE CULPA DE PASCUAL!, ¡YO NO ESTOY!

 

 

FIN

MIGUEL ALBERTO BERNAL SEGURA  - Colombia

Desde muy joven ha incursionado en el arte de escribir. Actualmente cursa Sexto Semestre de Licenciatura en Ciencias Sociales de la Universidad la Gran Colombia de Bogotá.

 

En este número punlicamos su relato «Pergamino de Dolor»

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